A sólo 35,5 km del cielo
En Barreal, Calingasta, nacen vinos de altura que se producen a baja escala, con alta calidad, y preservando el patrimonio vitícola de la zona. Cuestan entre mil y tres mil pesos.
¿Quién no midió una distancia alguna vez? No cualquiera, sino aquella que nos acerca a cosas o personas que forman parte de nuestros grandes afectos. Simón Tornello es un apasionado por estas distancias que unen, como por ejemplo el trayecto que hay entre sus viñedos de Barreal y el tercer pico de Ansilta, que atesoran sus dos pasiones: El vino y el andinismo. 35.5 es la marca elegida y los kilómetros entre ambos puntos de su propio destino.
Quizá sea también una de las causas, además de las que ya se saben – buen cultivo, buenas uvas, buena elaboración-, las que le otorgan a cada uno de sus vinos características agrestes y robustas.
Claro que esta distancia también la puede convertir en propia cada degustador que quiera jugar con los espacios que unen a sus amores, mientras se disfruta una copa de alguno de estos vinos.
En Villa Pituil, Barreal, es donde nació un Torrontés sanjuanino, y dos blends de Bonarda Malbec cuya diferencia es la frescura de la fruta o la complejidad de la barrica. Estos fueron los primeros exponentes que salieron para la venta al público, luego de varias vendimias destinadas para compartir entre amigos.
La novedad, este año, es la nueva línea 35.5 que se destaca desde la presentación con una gráfica realizada por artistas sanjuaninos. Se trata de dos co-fermentaciones de variedades criollas -Torrontés Sanjuanino, Malvasia Criolla y otras blancas-; y otro de uvas rosadas -Cereza, Criolla grande, Criolla chica y Moscatel tinto-.
La selección no es casual teniendo en cuenta que hay una tendencia en pequeños grupos de viticultores volcados a recuperar variedades criollas que con la aparición de las denominadas de “alta gama”, fueron casi desestimadas para la elaboración de vinos de calidad. En este rescate del patrimonio local surgen estos exponentes destinados a buscadores de nuevos sabores y etiquetas.
“Estoy muy contento porque en lugar de hacer cortes, co fermenté todo y los resultados fueron muy buenos. Busqué generar la cosecha de la parcela. En el blanco complemento al Torrontés Sanjuanino que tuvo cuatro meses de crianza en roble en una barrica que había sido de Bonarda, con las criollas. El resultado fue un vino complejo con un color salmón cobrizo precioso. Para la gráfica se utilizó el mapa que usaron los polacos que hicieron la primera ascensión deportiva al Mercedario. En las dos co fermentaciones de criollas se usó un mapa de la cordillera de Ansilta”, cuenta Simón.
En los tintos, presenta un corte 2020 compuesto por un 70 por ciento de Malbec y 30 por ciento de Bonarda bautizado El Evaristo -Ruta de arrieros-, nombre del lugar donde está la bodega.
Su historia
Simón Tornello, autor de los 35.5, eligió radicarse en Barreal, luego de recibirse en 2009 de ingeniero agrónomo en Mendoza, y trabajar en cuatro vendimias en un par de años –dos en Francia y dos en Zuccardi, Mendoza, su ciudad natal.
Hay que recordar que allí, la Facultad de Ciencias Agrarias habilita a los agrónomos a trabajar como enólogos también.
´Estaba haciendo una elaboración de 50 litros de vinos propios en Mendoza y surgió la posibilidad de venir a Barreal a trabajar en el INTA. Así fue que los cargué en el auto y decidí cambiar de vida. Eso fue en agosto de 2011´, relata.
Desde que llegó hizo pequeñas partidas de vino a modo de hobby porque es una tarea que siempre lo apasionó hasta que en 2017 comenzó a elaborar un volumen mayor buscando una identidad y decidió lanzarlos a la venta.
Los elegidos
Los elegidos para iniciarse en la comercialización fueron un Torrontés Sanjuanino cuyas uvas son de Hilario -otro distrito barrealino –, que asombra con sus aromas frutales sobre todo un durazno muy acentuado, y un toque de malvasía.
Por ahora tiene un cuadro pequeño con uvas criollas que en los últimos tiempos tienden a ser un marca registrada de la zona.
Para los blend eligió la variedad Malbec – con uvas procedentes de Sorocayense-, y la Bonarda de una parcela de muchos años en la que prevalece este varietal ya que hay algunas otras variedades italianas mezcladas. El resultado fue un bivarietal con madera que visto desde afuera hacia adentro luce una etiqueta diseñada por una arquitecta que decidió representar con líneas un mapa basado en una carta de Barreal –viñedos, curso del rio, siete picos de Ansilta-, entre otros detalles interesantes.
En cada botella se encuentra un producto elaborado en su casa donde construyó la pequeña bodeguita que ya le ganó espacio a la vivienda (ni hablar durante la cosecha), con todos los cuidados de quien hace un trabajo de autor.
Así Simón está cumpliendo con otra de sus metas: hacer sus propios vinos en un lugar en el que se siente cómodo y que eligió para vivir desde hace unos 10 años. Allí tiene todo lo que necesita: trabaja en desarrollo de proyectos, investiga sobre variedades criollas y se da tiempo para hacer sus vinos. Esto sin contar que tiene amigos y la montaña cerca para darse el gusto de escalar. Todo en un radio de 35,5 km.
Estos vinos de autor ya se pueden adquirir en algunas vinotecas céntricas (frente Correo Argentino; vereda opuesta a Casa de Sarmiento, entre otras), desde mil a 3 mil pesos aproximadamente, según la línea.
Al momento de elegirlos también hay que saber que se trata de vinos naturales, con poca intervención, y que para su fermentación se usan vasijas de plástico y luego grandes damajuanas de vidrio o barricas de roble. El próximo paso será la incorporación de vasijas de cemento. Si es por pasos quedan muchos, éste es el comienzo de un camino que se vislumbra muy prometedor.
La marca
Simón quería encontrar un nombre que no fuera algo terminado, que invitará a la pregunta, a la interacción. Así surgió 35, 5 que no sólo coincide con la distancia que hay entre la viña que plantó el año pasado y la cumbre Tres de Ansilta. ´También es mi edad cuando planté el viñedo, y después buscando también es la distancia de la casa de mi bisabuelo que era viticultor y el Pacífico en Catania, Italia. Voy llenando de significados ese número y me gusta que sea una invitación a que cada uno busque su 35, 5. El vino es eso interacción, sentidos e historias´, asegura Simón.
** Beber con moderación. Prohibida la venta de bebidas alcohólicas a menores de 18 años. **