Las medialunas de los mil rellenos
El 30 de enero es el Día Internacional del Croissant y esta vez San Juan tiene cómo festejarlo: en octubre pasado inauguró Bonito Café, cuya especialidad son las medialunas gigantes en cuyo interior se puede encontrar desde dulces, pasando por frutas y verduras hasta carnes varias. Una rareza que vale la pena probar.
Hasta no hace mucho y al menos en San Juan, los rellenos de las medialunas terminaban en una feta de jamón y queso, un corazón de dulce de leche, un trocito de dulce de membrilo y hasta quizás una sorpresa de crema pastelera. Eso fue hasta ahora, mejor dicho, hasta octubre pasado que abrió aquí la primer sucursal fuera de Mendoza de Bonito Café y con la inauguración, el paladar para los fanáticos de estas masas, dio un giro de 180 grados. Es que con la apertura de este local aparecieron no sólo las mega medialunas sino las que llevan en su interior hasta carne mechada a la cerveza negra y cheddar, pollo grillado con queso blanco y tomatitos cherrys o jamón queso, palta y huevo revuelto, aparte de otras mezclas que incluyen dulces, frutas, hortalizas y semillas. Es un tanto exótico sin lugar a dudas, pero a la vez, abren la curiosidad y el apetito.
Claro que entre estos rellenos extravagantes y las medialunas sin nada, hay un mundo por descubrir.
Según cuenta desde Mendoza, Mauro Minich, uno de los tres socios que apostaron a abrir la franquicia en San Juan, la masa es neutra, ni dulce ni salada. Por lo tanto, combina bien con sabores de un amplio espectro: “contamos con una amplia variedad de Croissant: clásicos, dulces, agridulces, salados, especiales”. Lo que traducido, implica entre los clásicos (además de lo ya conocido tienen uno con alcayota y otro con chocolate), entre los dulces (uno bañado en ganache de chocolate, con cascaritas de naranja y almendras tostadas; uno de pastelera y frutos rojos: dulce de leche y praliné de almendras, crema de limón con coco y chips de chocolate blanco), los salados (espinaca salteada con salsa blanca y queso gruyere grillado; jamón crudo con nueces y rúcula; ricota, oliva, albahaca y tomate asado; o el que lleva tomate, palta y huevo); los agridulces (de roquefort con miel y tomates secos hidratados en oliva; jamón, queso y ananá o queso brie y praliné), los fit (medialunas tostadas con queso crema y dulce; con mascarpone y frutas fileteadas, con palta, tomate y mix de semillas) y los especiales (con oreo, crema batida y dulce de leche o nutella con banana y frutos rojos).
Con recetas propias, Minich reconoce que “cada cierto tiempo la empresa a través de las redes sociales escucha a sus clientes y ahí pueden surgir nuevos rellenos”. O sea que si se te ocurre algo que no está en esta extensa carta, ya sabés donde proponerlo. Mientras tanto, habrá que acercarse hasta el local que está frente al Centro Cívico, por Avenida España, entre Laprida y Rivadavia, para elegir la que a cada uno le guste.
Aparte de las medialunas gigantes (tienen el tamaño de la mano extendida), la propuesta se completa con café de especialidad, jugos, licuados, tragos y cervezas.
Una recomendación: llegar un buen rato antes del cierre –entre las 21 y las 22, al menos en la sucursal de San Juan- porque deja de funcionar la cocina y no hay argumento que convenza a quienes brindan el servicio de que incluyan una medialuna rellena en el pedido. Algo para mejorar.
La primer franquicia fuera de Mendoza
Mauro Minich dice que fue toda una apuesta emprendedora, la de él, Diego Bustos y Emanuel Aguilera, animarse a traer el negocio mendocino a San Juan. Allá ya tienen 5 sucursales, entre otros puntos, en Chacras de Coria, Luján de Cuyo y el centro de Mendoza.
‘Vimos el crecimiento de la provincia y nos dijimos que era el momento de abrir aquí. Por suerte el sanjuanino nos ha recibido bien y apoyado en todo”, dice y ante la pregunta, no descarta en algún momento futuro abrir otras sucursales en San Juan.
Nacidos para ganar
Un croissant y una medialuna son casi lo mismo. Quizás solo se diferencien en la forma (los típicamente franceses terminan rectos y no redondeados) y en el tamaño (los primeros son más grandes) claro que no sería el caso de las medialunas que preparan en Bonito Café que no tienen nada que envidiarle a un croissant.
Lo cierto es que esta pieza clásica de panadería tiene su día internacional y su origen, lo que para sorpresa de muchos, no tiene nada que ver con Francia, tal como puede parecer. En realidad el punto de partida de estas delicias es Viena.
Hay varias leyendas sobre su origen, pero la historia más extendida es que el croissant nace como uno de los actos festivos cuando la ciudad de Viena (Austria) se salvó de la invasión otomana a finales del siglo XVII. En 1683, los soldados otomanos al mando del gran visir Kara Mustafá, después de conquistar la mayoría de las regiones a orillas del Danubio, sitian Viena que, después de Constantinopla, habría sido la primera conquista importante en Europa. Después de varios intentos de asalto poco exitosos, los turcos decidieron atacar Viena por sorpresa con una nueva estrategia. Pensaron en socavar el terreno y así evitar las murallas pero actuando solo de noche. Los panaderos, que trabajaban a esas horas, se dieron cuenta de la amenaza por los continuos ruidos y dieron la alarma por lo que al final fueron los defensores los que tomaron por sorpresa a las tropas musulmanas obligándolas a retroceder. Después las tropas austriacas del emperador Leopoldo I, bajo el mando del rey de Polonia Juan III Sobieski, terminaron de expulsar del país al ejército enemigo.
Se dice que el emperador decidió condecorar a los panaderos vieneses por la valiosa ayuda ofrecida. Estos, como agradecimiento, elaboraron dos panes: uno con el nombre de “emperador” y otro «Halbmond», en alemán “media luna”, antepasado del actual croissant, como burla a la media luna de la bandera otomana.
A pesar de este origen, la palabra «croissant» define por primera vez una pieza de panadería en el diccionario francés Littré en 1863. De ahí, la confusión. De todos modos, los franceses también hicieron su aporte, luego que la reina María Antonieta lo introdujera en el menú parisino, creando la versión hojaldrada.
Sea como sea y más allá de las fronteras, los croissant han sido declarados Patrimonio de la Humanidad.
** Beber con moderación. Prohibida la venta de bebidas alcohólicas a menores de 18 años. **