Peperina inspira

Es uno de los principales festivales gastronómicos del país al que tan solo dijeron presente 3 emprendimientos locales. La cita en Alta Gracia fue una gran oportunidad para que los grandes chefs argentinos contaran sus trayectos recorridos y tomaran contacto con productos diferenciados que se generan a lo largo y ancho del territorio.

Peperina Festival Gastronómico es una de las citas obligadas para los amantes del buen comer y el buen beber del país. Es por eso que Alta Gracia, la tierra en la que creció el Che Guevara para aliviar el asma o donde está erigido el monumento más alto de la Argentina, de 82 metros (más alto que el Obelisco), nada más ni nada menos que en recuerdo de Miriam Stefford, la actriz suiza que una vez casada con el argentino Barón Raúl Biza quiso unir por el aire distintas provincias argentinas, pero el avión que piloteaba -se presume que por un atentado de su esposo por celos- cayó en Marayes, San Juan, provocando la muerte de la apasionada aviadora, entre otras historias, a tan solo 37 kilómetros de la capital cordobesa, se rinde a los pies de productores, los emprendedores, los grandes cocineros y por supuesto que de los comensales y sibaritas. Siempre, siempre, tiene lugar en Semana Santa y es, nobleza obliga decirlo, una verdadera fiesta que disfrutan grandes y chicos, foráneos y visitantes, carnívoros, veganos y golosos. Terminó el domingo pasado -fue del 6 al 9 de abril- y dejó al menos un par de aspectos para resaltar.

Uno de ellos es que tristemente tan solo tres locales tuvieron su espacio allí, conviviendo con los emprendimientos productivos más originales del país. Vale citar como ejemplo que los dulces de membrillo en pan de Profecía, los frutos secos bañados en chocolate de Montilla y los ecocubiertos de caña que talla con sus manos Itatí de la Vega, bajo el sello de Bioita, representaron muy bien a la provincia en el llamado Mercado Nacional junto a la sal marina de Cristal de Mar de Chubut, las carnes exóticas premium de Secretos del Monte de Mendoza, la variedad de papines andinos que trajeron para vender los jujeños, los hongos de Escobar (provincia de Buenos Aires), la miel con dulce de leche de La Agroapícola (de Benavídez), la harina de uva de Colonia Caroya, los tés de chañar y mistol de Santiago del Estero, entre tantísimos otros. Fueron más de 180 stands para recorrer, aparte de los 20 food trucks, 30 casas de comidas -que sirvieron desde ranas, empanadas, parrilla vegana, arepas, shawarma de cordero, ravioles fritos, locro y humita en pan de masa madre y bagna cauda-, 6 barras de cerveza y 14 de gin, aparte de la pastelería, chocolatería y postres. Aclaro que digo tristemente no por el trío que aceptó el desafío de estar cuatro días de feria con todo lo que eso implica, sino por todo lo que San Juan tiene para mostrar y seducir a los paladares pero que aún no tiene modo de salir de las fronteras. De hecho, con tanto gin premiado a nivel local no estuvo ninguno de ellos en el sector que los convocaba.

El segundo punto es que más allá de la vidriera que representa el evento, las ventas para nada despreciables ante más de 200.000 personas como público y el contacto con los chefs que miran de cerca todos los argentinos, Peperina fue un espacio para aprender de los que saben, sin intermediarios. De hecho, el segundo día, el viernes, hubo un espacio en el Felicitas Pizarro y Carolina Lourenço dejaron traslucir como solo hay una oportunidad para dar ese paso clave y que siempre la pasión y el trabajo a conciencia son el camino para lograr hacer lo que a cada uno hace feliz, en ambos casos, la cocina.

Feli es la cocinera mediática e instagramer, que luego de haber estudiado y ser jefa de cocina de un restó, saltó a la fama en el 2013 al ganar un concurso de YouTube del famoso chef inglés Jamie Olivier, cocinando un bife de chorizo asado relleno con arroz y otros ingredientes como el chimichurri. Luego pasó por la tele, hasta que el año pasado con su esposo y su amigo Christian Petersen abrió Maíz en Nordelta, un restó a base de fuegos y vinoteca en medio de un vivero, en el que se sirven productos de todo el país. Ahora hace que su trabajo conviva con su rol de mamá de dos pequeños, mientras que Carito es la primera argentina, oriunda de Río Cuarto, pero que estudió en Mendoza, en ganar una Estrella Michelin junto a su esposo el mendocino Germán Carrizo, en su restaurante Fierro, ubicado en Valencia, España, donde solo pueden comer por noche, 12 comensales y se sirve un menú degustación gourmet de 16 pasos que es una fusión de los productos que han probado viajando, lo que les brinda el  Mediterráneo y sus recuerdos de sabores de Argentina más mucha técnica. Ella iba a estudiar abogacía, pero por suerte las influencias del buen comer y el gusto por cocinar que se vivía en su casa, en las de sus abuelas y tías, torcieron su destino, para siempre.

Obviamente esa entrevista pública se llevó todos los aplausos. Aparte de estas dos grandes, se pudo ver y escuchar de cerca a Maru Botana, a El gordo cocina, a Osvaldo Gross, Dolli Irigoyen, Javier Rodriguez, Iwao Komiyama, Cristophe Krywonis, Don Ramón (también llamado El Pelado de Tik Tok) y Lelé Cristòbal de Café San Juan (que también tuvo su stand en el que proponía un sándwich de mortadela ahumada, con cebollas caramelizadas y pesto de albahaca).

Hay un tercer punto, creo que clave para el éxito del convite: la entrada fue absolutamente libre y gratuita, por lo que todo el quiso, pudo ir a probar y a gastar su plata en darse los gustos. Vale la pena. Así es que atentos para la próxima Semana Santa. Espero tentarlos.

Fotos: Copadas con San Juan y página oficial Festival Peperina

** Beber con moderación. Prohibida la venta de bebidas alcohólicas a menores de 18 años. **

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