Vino con Memoria de Elefante
La línea tope de gama de Elephant Wines, sumó al Pinot Noir – presentado el año pasado-, un Syrah y un Blend (Malbec, Cabernet Sauvignon y Cabernet Franc), que se encuentran desde esta semana en vinotecas y restaurantes locales.
Un elefante puede recordar a otro aunque hayan pasado años. Del mismo modo, dicen los estudios científicos, que reconocen olores de una manera increíble, entre otras acciones que hablan de su posibilidad infinita de almacenar datos. De ahí la frase que alude a tener ´Memoria de Elefante´, algo realmente único en el mundo animal. Con este precedente, cómo iba a faltar una línea en Elefante Wines, que lleve la consabida frase como estandarte. Era una cuestión de completar la manada, si al momento están en el mercado: Elephant in the room (expresión inglesa que alude a un tema espinoso del que nadie se atreve a hablar); Elephant Gun – hace alusión a la explosión de aromas y sabores de sus varietales-, a la que –dicho sea de paso-, se sumó un exquisito Rosé de Merlot; y por supuesto Elefante Blanco, nombre elegido para presentar a un Sauvignon Blanc y un Chardonnay.
Así nació, el año pasado, el primer Memoria de Elefante Pinot Noir, al que ahora se suman un Syrah y un Blend que serán difíciles de olvidar tanto por el sello de sus autores Juliana Rauek y Felipe Azcona, como por las notas que sólo pueden dar las uvas del Valle de Pedernal.
Hace apenas unos días fueron presentados en la Biblioteca Franklin -¿y cómo no? si allí se resguarda tanta memoria sanjuanina y argentina-.
Esta pareja de hacedores de vinos no sólo están unidos por la marca sino también por el amor, por sus hijos – Josefina e Iker-, por la profesión –ambos son ingenieros agrónomos-, por los emprendimientos –bodega-, y por la pasión por la vitivinicultura.
Para el recuerdo
Por estos días, las vinotecas locales ya tendrán los nuevos Memoria de Elefante. Uno de ellos es el Pinot Noir del que sólo hicieron 3 barricas en las que estuvo 12 meses tras su elaboración (cosecha manual, un 15 por ciento con racimo entero que fermentó en un tanque sin tapa –open top-, con fermentación corta, poco uso de bomba y prensado para luego ser traspasado a barrica). Este varietal se diferencia de sus pares de otras zonas vitivinícolas locales y nacionales porque Pedernal cuenta con un terroir único, mucho sol, y gran amplitud térmica, muy distinto a las zonas frías que son más elegidas para esta variedad. Juliana y Felipe están orgullosos y lo catalogan como ´muy interesante´. (Nota de R. Es el favorito de Juliana).
El otro Memoria es un Syrah del que sólo se han elaborado 600 botellas. ´Es un vino que tiene mucha potencia, con descriptores difíciles de encontrar como cuero, sotobosque, hongos, entre otros, además de mucho alcohol -tiene 15,5-. Es el tipo de vinos que se hacía hace diez años y se dejó de hacer, muy concentrado, muy potente, a la vez con buena acidez y se deja tomar. La verdad es que es el que más contento me tiene´, asegura Azcona dejando ver su preferencia.
Por último el Blend está conformado por 100 litros de un Cabernet Franc que estaba alucinante pero era muy poco para envasarlo, otros 125 litros de Malbec, que fueron a parar a una barrica durante un año. Pasados esos 12 meses, tomaron la decisión de encontrar un tercer varietal que estuviera a la altura de la calidad obtenida para sumar a la propuesta y alcanzar más volumen. Ese exponente fue un Cabernet Sauvignon que también estaba en barrica. ´Armamos un corte con muy buena nariz, muy buena boca, buena acidez y la verdad es que salió un vino muy completo y sobre todo con mucho potencial de guarda. Estimo que por lo menos se puede guardar unos diez años, el de mayor guarda que hemos hecho. Estamos muy felices con la línea Memoria´, asegura.
La bodega
Los recién salidos al mercado se elaboran en la bodega de Santa Lucía ubicada en Roque Sáenz Peña pasando 12 de octubre, lugar elegido tras dejar el garaje de su casa porque ya no podían continuar ahí con la tarea. Eso sí, siguen apostando a no hacer más de 12 mil litros para preservar la calidad ganada y reconocida por muchos.
La familia ´Elefante´ completa se encuentra en vinotecas y restaurantes locales, y en casi todo el país porque en la medida que se van conociendo toman contacto con la bodega para llevarlos a distintas provincias. Por eso ya forman parte de vinotecas de Córdoba, La Pampa, Buenos Aires, entre muchas otras ciudades.
´Actualmente la logística te permite llegar a todos lados y a medida que la gente nos conoce lo va pidiendo. En Capital, por ejemplo, trabajamos con un restaurante muy lindo que sólo nos compra el Sauvignon Blanc porque les encasta para sus mariscos´, cuenta Felipe.
Una historia de amor
Felipe y Juliana se enamoraron hace ya varios años cuando cursaban sus estudios en la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCuyo en Mendoza. Apenas se recibieron se trasladaron a San Juan donde se casaron y tuvieron a Josefina e Iker. Claro que antes del nacimiento de ambos, compraron uvas de la variedad Malbec en el Valle de Pedernal para hacer de manera experimental su primer vino, cuya barrica quedó guardada en un cuarto y no sabían que destino darle (por eso su primera marca: «Elephant in the room» hace honor a la expresión referida a algo que es casi palpable pero de lo que nadie quiere hablar).
El emprendimiento fue creciendo desde su lanzamiento en 2016, más precisamente para la fecha de su casamiento donde consumieron parte de aquella barrica de Malbec, y vendieron el resto a los que quedaron enamorados del vino. El garage de la casa fue el lugar elegido para empezar, hasta el año pasado cuando el espacio quedó chico para la familia, los tanques y las barricas. Así llegó la mudanza.
Estos incansables de la vitivinicultura han realizado vendimias en distintos países, incluso el año pasado viajaron en familia a Malleval, Francia,para seguir aprendiendo. Aprendizajes que, lógicamente, recaen en favor de los consumidores con buena Memoria.
** Beber con moderación. Prohibida la venta de bebidas alcohólicas a menores de 18 años. **