El Chinguillo tiene el viñedo más alto de Cuyo

A 2050 msnm, en el portal de la Reserva de San Guillermo, Iglesia, hay media hectárea de viñas donde nacen partidas muy limitadas de vinos. Estas joyitas de la vitivinicultura local serán presentadas en poco tiempo más. Lo obtenido será destinado en su totalidad para realizar mejoras en el pueblo.

San Juan vitivinícola no para de dar sorpresas. Esta vez no sólo por el vino de partida (más que) limitada que será presentado en menos de un mes proveniente de El Chinguillo, la localidad iglesiana ubicada a unos 290 km al norte de la ciudad de San Juan, sino porque se trata de un vino que nació en el viñedo más alto de Cuyo. Sí señores, ya que esta localidad está ubicada a 2050 msnm (Mendoza da cuenta de uno ubicado a 2019 msnm desde hace una par de años -Estancia Uspallata-).

El promotor de esto fue Juan Solar, el único habitante del lugar que falleció hace dos años, aunque su hijo Iván junto con su familia decidió continuar con el legado y vivir allí para que este pueblo no desaparezca del mapa. Son unas 15 hectáreas en las que reina la belleza y donde se cultivan zapallos, alfalfa, porotos, frutales, entre otros vegetales, y crían animales de todo tipo en la naturaleza más pura.

Don Juan, el gran hacedor de este paraíso, seguramente hubiera sido el hombre más feliz al conocer los vinos El Chinguillo. Estos exponentes provienen de una viña de Malbec, Cabernet Sauvignon y Sauvignon Blanc implantadas allí hace unos ocho años. Las pocas botellas que serán presentadas el próximo mes (lugar y fecha por determinar), es obra de un grupo de personas que sólo quieren obtener algunos recursos para volcar en este pequeño pueblo. No se trata de un producto comercial, por el contrario se trata de una obra de amor y respeto a la memoria de Juan quien forjó este sitio en medio de la nada y soñaba con su perpetuidad. El mismo fue quien con las primeras uvas elaboró un vino casero con dejos dulzones que resultó de la mezcla de las tres variedades. Sólo fueron dos damajuanas de cinco litros, una para él y otra para Andrés Martínez, otro de los protagonistas de esta historia.

En el 2020, ese pequeño lote de vides empezó a tomar otro color, cuando Andrés llegó hasta el enólogo Juan Camuñas para proponerle el desafío de hacer micro vinificaciones. Una tarea nada sencilla si se tiene en cuenta que elaborar partidas tan pequeñas tiene el riesgo de que cualquier error salta a la vista y no queda margen de solución.

´No sé bien como llegaron hasta mí, pero lo cierto es que para hacer esto hace falta mucha pasión, sabemos que no tiene un rédito económico. Ese año Andrés Martínez  y Juan Ignacio Herrero, dos personas que sólo quieren dar una mano a la gente del lugar, me trajeron desde allá unos 200 kilos de uva entre Malbec y Cabernet Sauvignon, muy poquito, así es que hice una co-fermentación de la que salieron unas 120 botellas. Las fraccionamos con etiqueta de Finca Camuñas que decía El Chinguillo´, cuenta Camuñas.

Al año siguiente, en el 2021, hubo otra sorpresa. Llegaron desde allí dos cajones de Sauvignon Blanc con los que se obtuvo un vino ´increíble´, al punto que el mismo Camuñas confiesa no haber probado nunca un ejemplar de esa variedad ´tan espectacular´. Claro que para desgracia de muchos fueron sólo unas 30 botellas. Prácticamente nada.

´Tiene una tipicidad única, tiene ruda, mucha hierba, incluso aparecen notas de hierbas de la zona, ajenjo, jarilla, tomillo y una gran acidez natural´, describe juan.

Para ese entonces ya las plantas de Malbec y Cabernet Sauvignon dieron más cantidad de kilos, fruto de los pocos años que llevaban implantadas en El Chinguillo. Más o menos unos 300 kilos de Malbec y otros tantos de Cabernet Sauvignon. ´Lo bueno fue que con el Malbec pude llenar una barrica bien usada para que la madera no interfiriera demasiado en las características de la variedad porque la idea es ver que notas da esa zona. Se fraccionó hace casi un año y sigue en estiba. Además ya está lista la etiqueta sólo falta imprimir, etiquetar para la venta´.

Por ser tan pocas cantidades serán algunos privilegiados los que probarán estas joyitas iglesianas, al momento de ser presentadas y vendidas para llegar con algunas cosas necesarias para el pueblo.

´Es una zona inhóspita, difícil de llegar, así es que a diferencia de otros lugares que uno va seguido cuando la uva está llegando a su nivel de maduración, acá no existe esa posibilidad. Solo se piensa en una fecha de cosecha y un grupo de amigos va un fin de semana y lo hace. La zona tiene un gran potencial, yo lo comparo con Pedernal´, indica Camuñas.

El tinto 2021 tiene una buena estructura, buen color, un perfil aromático más herbal, muy elegante, balsámico, delicado, aunque todavía no logran cosecharlo en su punto óptimo, de acuerdo a lo expresado por el profesional.

Lamentablemente en el 2022 la cosecha se perdió, mejor dicho se la comieron los pájaros del lugar antes de que fueran tapadas con las mallas protectoras. A fines de enero no quedó ni un grano. Para el 2023 la viña había sido trabajada con mucho esmero, recibió todas las labores necesarias, pero una tormenta arrasó con todo en la zona. Un desastre que no permitió cosechar en esta última vendimia. Esos dos años fueron perdidos. No obstante la presentación que se aproxima incluye los vinos del 2021 que son una verdadera joya.

El Chinguillo, el lugar de los buenos anfitriones

No hay quien conozca El Chinguillo que no repare en la amabilidad de los Solar. En realidad primero de Don Juan casado con Rosa, con quien tuvo once hijos, y actualmente Ivan junto a su esposa Lorena, y sus pequeños Jesús y Reynaldo, los que decidieron continuar con el sueño de seguir dándole vida a ese ´mini pueblo´, tal como quería su padre.

Allí tienen una casa muy grande con comodidades para albergar a turistas que llegan entusiasmados a conocerlo, comer las preparaciones que ellos hacen con animales y verduras del lugar (todo orgánico lógicamente ya que no contienen pesticidas ni herbicidas), a realizar cabalgatas en sus caballos, conocer la capilla de San Isidro Labrador, y vivir un par de días en un sitio de ensueño.

Así, de este modo hace unos 10 años llegó hasta allí Andrés Martínez, un joven empresario, que conoció a Don Juan justo cuando se había estropeado el grupo generador. ´En ese momento no hacían almuerzo para turistas, pero igual él nos preparó una cazuela de gallina espectacular. El tema es que estaban sin luz porque se había roto el generador y me puse a arreglarlo sin saber nada de eso. Don Juan me metía presión y me decía que si lo arreglábamos, la próxima vez nos iba a esperar con un asado bien servido. No se cómo lo arreglamos. Igual me quedé preocupado porque estaba dañado, así es que cuando volví a San Juan le compré un repuesto y se lo hice llegar. De ese modo nació una gran amistad con toda la familia y empezamos a ir con amigos y familiares que se sumaron para pasar allá fines de semana´, cuenta Martínez.

Entre tantas visitas surgió la idea de plantar una viña para hacer un vino. Seleccionaron Malbec, Cabernet Sauvignon y Sauvignon Blanc. Todo fue a pulmón porque la distancia y el camino complican las cosas.

Juan Herrero, ingeniero agrónomo fue uno de los que se sumó a la cruzada, el suegro de Andrés, y dos amigos, fueron los encargados de plantarlas y luego cuidarlas. Con la ayuda del periodista e ingeniero agrónomo Hugo Carmona (actual vicepresidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura), descubrieron que ese era el viñedo más alto de Cuyo.

Otro de los datos anecdóticos es que unos días antes de haber terminado el primer vino de Camuñas, listo para llevárselo a Don Juan Solar, él fallece en su tierra iglesiana a mediados de enero del 2021. Ese fue uno de los motivos por los cuales decidieron continuar con este objetivo y lograr algunos ingresos para volcar en las necesidades de El Chinguillo.

Cada uno puso su granito de arena para llevarlo adelante. También la diseñadora Valeria Diumenjo colaboró con la confección de la etiqueta. Luego de informarse sobre toda la historia y ver fotos de Don Juan realizó un dibujo en el que él aparece.

Las botellas se venderán a los interesados en una precio simbólico porque se trata de una tarea solidaria para el lugar.  ´Esto no tiene un fin económico ni para mi, ni para la familia Solar. Es sólo para hacer obras en el lugar como por ejemplo impermeabilizar la zona por la que llega el agua y otras cosas para conservar el lugar que está muy alejado. Invitaremos amigos y sobre todo gente que ha visitado El Chinguillo y sabe de la hospitalidad de Don Juan y de su familia´, dice Martínez.

La idea de Andrés es implantar en poco tiempo más otra media hectárea para aumentar la producción de los años próximos, y por qué no empezar a soñar con una gran atracción turística que haga alarde de los vinos de altura de San Juan.

En la actualidad El Chinguillo también tiene una antena satelital para que la familia Solar tenga forma de comunicarse con el exterior, y que las personas que lleguen hasta allí no queden aisladas, más teniendo en cuenta las dificultades de la zona.

 

 

 

 

 

 

** Beber con moderación. Prohibida la venta de bebidas alcohólicas a menores de 18 años. **

También te podría gustar...

6 Respuestas

  1. Selva Rodriguez dice:

    Que interesante, como hago para reservar una botella?

  2. GASTON dice:

    EXCELENTE NOTA QUE REFLEJA EL TRABAJO Y EL SACRIFICIO DE LA FAMILIA SOLAR Y DE PERSONAS COMO ANDRES QUE FOMENTAN LAS RELACIONES SOCIALES Y EL ESPIRITU DE SOLIDARIDAD Y EMPATIA.

  3. Carlos Morales dice:

    Muchas veces tuvimos que cruzar ese tormentoso río para alcanzar la mercadería a don Juan, su hospitalidad brindada a los Gendarmes en aquel entonces era inigualable, ahora, su hijo Ivan y familia, siguen con el legado de don Juan, a su vez, hijos de don Juan están incorporados a esa gloriosa Gendarmeria Nacional. Gracias Chinguillo por su hospitalidad de manifiesto a toda hora del día.

Comentar